Siempre queremos mejorar en muchos aspectos de nuestra vida, como el trabajo, la familia o, en este caso, el deporte. Para ello hay factores que podemos conseguir por nosotros mismos, como la fuerza de voluntad, el sacrificio o la perseverancia. Pero hay otros factores que son fijos, como la genética. Es algo inherente en nosotros que nos es imposible cambiar, por mucho que queramos parecernos a ese ídolo que estamos viendo por la tele, controlando a todos sus rivales como si acabase de montar en su “burra” y todos los demás llevasen horas encima de la bici.
El ciclismo se ha convertido en la punta de lanza de la investigación contra el dopaje, algo que parece ofrecernos, como resultado, un deporte competitivo y limpio. Pero cuando uno investiga y se relaciona con gente que está metida en ese mundo, se da cuenta que la realidad es muy distinta. Deberíamos entender cuatro términos que dividen las opciones para mejorar artificialmente en este deporte:
Lógico: para cualquier deporte se debería acudir a un médico para realizar análisis y comprobar el estado de salud. Una dieta sana y un control del peso ideal son pautas lógicas para el desarrollo de una actividad física normal.
Legal: cuando entras en competición, se pierden sustancias necesarias como hierro, proteínas, hidratos de carbono, agua… para eso están las barritas energéticas. Los inmunomoduladores son sustancias que disminuyen la liberación de proteínas que provocan agujetas y favorecen la inflamación del músculo, lo que beneficia en la recuperación después de un entrenamiento intensivo. Hay sustancias estimulantes que están permitidas a los profesionales (prohibidas a categorías inferiores) como son el té, Ginseng, café, bebidas con Cola, etc. Pero hay otras que sólo están permitidas hasta cierto punto, como cafeína (cápsulas e inyectables), codeína y Efedrina.
Ilegal: siempre tiene que haber gente que esté dispuesta a acabar con su cuerpo con tal de conseguir un triunfo. Triunfo que se desvirtúa completamente si sale a la luz que se consiguió gracias a drogas. Las anfetaminas, drogas de diseño y la cocaína, producen sensación de euforia, disminución de la fatiga, aumento de la circulación del músculo esquelético, aumento del gasto cardiaco, etc. Tienen efectos muy negativos como taquicardias, arritmia, quitan el hambre…
Ilógico: hay veces que una persona debe poner un límite a sus actos. ¿De qué sirve un título o un campeonato mundial, si no ha sido un logro propio? Las sustancias ilegales más conocidas y más perjudiciales son:
ERITROPOYETINA (EPO): produce gran cantidad de hematíes para que la oxigenación muscular sea mucho mayor. El peor efecto que puede tener desde el punto de vista de la salud, es que llegue a retrasar la noción del cansancio. Esto puede provocar que el corredor esté subiendo un puerto a 200 pulsaciones cuando cree que va a 120, lo que le anima a ir más rápido porque no nota el cansancio. Ocurre lo mismo con la sed o el hambre, simplemente se pierden durante el esfuerzo. El resultado puede ser nefasto: derrame cerebral, parada cardiaca, muerte instantánea… El valor de cada dosis llega fácilmente a los 300 euros. Se necesitan al menos 10 para notar efectos en profesionales.
HORMONA DEL CRECIMIENTO (HGH): se produce un crecimiento esquelético y extra-esquelético, tanto en número como en tamaño de células musculares. Se incrementa el crecimiento del músculo liso estimulando la médula ósea. Como se puede apreciar, cuando se administran intramuscularmente las 3 dosis semanales durante tres meses (90 euros/dosis) se está jugando con fuego puesto que esta hormona, si es mal administrada, provoca cáncer.
TESTOSTERONA: es la síntesis natural de todas las anteriores. En grandes cantidades, provoca alteraciones psíquicas a largo plazo. Al ser natural en los hombres, no provoca enfermedades físicas, pero no por ello, la administración artificial es positiva, ya que los efectos son parecidos.
El problema llega cuando tu pulso no baja lo suficiente por la noche, los músculos del tronco se desarrollan más de lo recomendado para un ciclista, o incluso la sangre ya no lleva la misma cantidad de glóbulos rojos, o éstos no transportan el suficiente oxígeno. Entonces se recurre al dopaje y, como comprobamos, hay para todos los gustos.
Transfusiones de sangre, consumo de cocaína… todo por ser el más rápido de ciento cincuenta elegidos, entre los que siempre se cuela algún aprovechado. Mejor cogemos la bici y hacemos diez kilómetros muy sanos, que estar en el salón en pleno Julio, viendo a Amstrong y compañía compitiendo por ser el más rápido de ciento cincuenta dopados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario